martes, 24 de febrero de 2015

REIKI: UN BUEN ALIADO EN LA MENOPAUSIA

El Reiki es una terapia natural muy efectiva para la recuperación y el mantenimiento de salud y bienestar en todas las etapas de la vida, desde el embarazo (etapa intrauterina) hasta la edad más avanzada.
Los reajustes energéticos de Reiki promueven la optimización de todas las funciones vitales del cuerpo restaurando el alineamiento correcto de nuestros chakras (centros energéticos) y quitando las interferencias que puedan obstaculizar una buena comunicación del sistema nervioso.
La vida diaria, con sus más variados escenarios, es causa de frecuente estrés físico, mental y emocional, provocando que el cuerpo pierda su buen funcionamiento y su delicado equilibrio interior.
Esta dinámica puede afectar de varias formas a la calidad de vida manifestándose de distintas maneras, como desequilibrio emocional y mental, problemas fisiológicos, pérdida de energía y cansancio físico, dolores localizados y malestar en general.
La filosofía del Reiki, se basa en la convicción de que la fuerza vital innata del cuerpo tiene el poder de sanarlo según su propia sabiduría, la misma que lo creó.
El Terapeuta de Reiki se encarga entonces de poner el cuerpo en condiciones de poder recuperar su equilibrio con sus propios recursos, de forma no invasiva y totalmente natural.

¿QUE AYUDA OFRECE EL REIKI A LA MUJER EN MENOPAUSIA?

La menopausia es un proceso orgánico y sutil en el cual surgen ciertas molestias que reflejan la madurez del cuerpo femenino.
En esta nueva etapa el sistema fisiológico modifica y reconfigura la relación entre las hormonas preparando el cuerpo para satisfacer las necesidades de otro ciclo de vida, en el cual el impulso creador y energético establece las nuevas y necesarias pautas según su innata sabiduría.
El Reiki, puede mejorar la calidad de vida de la mujer madura y aliviar una variedad de molestias típicas de la menopausia relacionadas con la disminución de estrógeno.
La persona en estado de estrés, pierde su equilibrio físico, emocional, energético y mental. El sistema hormonal es uno de los más delicados del cuerpo y se fe afectado también por las tensiones que a menudo se presentan en un estilo de vida marcado por un ritmo rápido y una cierta presión social y ambiental.
Siendo la menopausia un proceso normal de envejecimiento, esta etapa tendría que ser vivida con una natural aceptación, sin embargo hay algunos factores a tener en cuenta relacionados con la alimentación que puede aumentar algunos malestares.
Hay varios tipos de comida a las cuales se les añade hormonas artificiales, sobretodo en la comida envasada, la carne, la leche e incluso en pesticidas y herbididas. Aparte de las naturales, el cuerpo viene inundado de una tal cantidad de hormonas que los síntomas típicos de esta época a menudo resultan intensificados y más prolongados.
Los síntomas que pueden surgir durante la menopausia incluyen anisedad y emociones fluctuantes, cambios de temperatura (sofocos), alteración del hambre, de la sed, del sueño y la pérdida de densidad ósea; entre los síntomas físicos se encuentran frecuentemente el dolor de espalda, dolores de cabeza, migrañas, tensión y estrés.
La buena noticia, es que el Reiki ha demostrado ser un muy buen aliado para las mujeres en el alivio de todos estos síntomas. Además, un adecuado tratamiento resulta beneficioso para relajarse y permitir que todo se ponga en su sitio de forma sutil y serena. Disminuyendo la tensión muscular y la presión sobre los nervios.

¿EN QUE CONSISTE UN TRATAMIENTO DE REIKI?

En la sesión de Reiki, el paciente está comodamente acostado en una camilla, mientras que el terapeuta apoya suavemente sus manos en las distintas zonas del cuerpo correspondientes a los chakras: cabeza, cuello, pecho, cintura, abdomen, cadera, rodillas y pies, dejando actuar la energía unos minutos en cada posición.
La duración del tratamiento varia de una persona a otra, más el número mínimo de sesiones sugeridas es de diez. Las tres primeras (lo ideal seria) lo más seguidas posibles (ej. tres veces en una semana), y paulatinamente se reducen a dos veces por semana y luego una a la semana, hasta decidir entre ambos, cuando es el momento óptimo de dar por finalizado el tratamiento.
Luego se recomienda hacer un seguimiento mensual durante un tiempo.

M. Damboriano


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